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Ubicado en la antigua Pl. del Caudillo, 17. Sus propietarios eran Cifesa y los Hnos. Serrano Llácer , S.A..Sus películas eran de estreno.Disponía de 1.318 localidades. Abrió en 1936 y cerró en 1984.

Fue construido por el arquitecto Cayetano Borso de Carminati, que lo construyó para Vicente Lassala. Se inició su construcción en 1935 con todos los avances técnicos de la arquitectura valenciana. El edificio , diseñado por Borso es del más puro estilo racionalista. Construido con una estructura totalmente metálica, sobre un difícil solar, su facha de composición asimétrica y el estudio pormenorizado de su interior, harán de este edificio un singular compendio donde: "En terreno de los lenguajes, el Racionalismo alcanza aquí una madurez poco corriente".

El Rialto, con una decoración Art Deco, impuso en la ciudad un nuevo estilo de modernidad: el concepto de agrupar ofertas de ocio de manera integral, lo que fue la mayor novedad. El edificio albergaba en el interior de sus seis pisos un aprovechado y racional uso del espacio.

La sala de proyecciones de cine, de concepción y formas distintas a las habituales, impuestas por el irregular espacio donde estaba instalada, obligaban a distribuir al público en cuatro plantas distintas, todas ellas concectadas por medio de un ascensor, a fin de facilitar el necesario confort, obligado por una sala de esta categoría. La decoración la dirigió Julián Ferrer, que ya había decorado con anterioridad al cine Capitol de Madrid.

Complementaban la instalación de cinematógrafo, un restaurante, una terraza de verano, y una sala de fiestas en el sótano, además de una completa dotación de servicios, todo ello distribuido de la más pura escuela racionalista. Es de destacar en este sentido, la instalación de una completa enfermería asistida durante todas las sesiones de cine por un practicante, que demuestranel interés del arquitecto por dotar a su obra de todos los servicios.

El Cine Rialto fue inaugurado en 1936 con el film SOMRERO DE COPA.

Pero todas las ilusiones se frustaron de golpe con el estallido de la Guerra Civil, sumiendo en un caos el negocio de los espectáculos, y otros. El establecvimiento de la República en Valencia, la rutina impuesta por la larga duración del conflicto, y la recuperación, en parte, de la importación de títulos procedentes de países aliados con la causa republicana, lograron mantener un meritorio nivel de exhibición cinematográfica en Valencia. El Rialto vivió esa etapa con cierta ventaja, su buena situación y su reciente inauguración lograron situarlo en lugar destacado.

Al finalizar la contienda, los propietarios del Rialto, acometieron una campaña de promoción de su sala y, para ello, participaron en cuantos acontecimientos relacionados con la cinematografía se realizaban en Valencia y que podían suponer cierta promoción para su negocio.

Durante el año 1940, el Rialto fue el salón escogido para presentar los ganadores  del Concurso Cinematográfico, organizado por Radio Valencia, proyectándose las dos películas ganadoras de este certamen: Margarita Gautier, de la Metro, y La Dolores, de Cifesa. El año siguiente ofrecerá al Rialto otra oportunidad publicitaria de la mano de Radio Mediterráneo Valencia organizando conjuntamente una solemne velada.

La familia Lassala, propietarios de este lujoso edificio, cedieron en régimen de arrendamiento a la Compañía Industrial del Filme Español, S.A. CIFESA, el salón para suexplotación comercial. Con ello, la compañía productora y distribuidora valenciana, se aseguraba una sala de primer orden para ofertar mejor sus productos, tanto los de producción propia, como los de la compañía Columbia, que Cifesa distribuía en exclusiva para toda España.

El Rialto de los años 40 se revelaría como el cine de la alta sociedad de Valencia; sus modos elegantes y su programación que combinaba producción española y estranjera, siempre complementada con un noticiero de rabiosa actualidad, lograban llenar cada semana su gran aforo.

Muchos eran los éxitos que consechaba en sus pantalla el Rialto, aunque también conoció algún fracaso. No todo el material que llegaba al "Salón Cifesa", merecía la atención del público. Para contrarrestar los efectos negativos en la programación, los responsables del cine sabía mantener una bien dirigida campaña publicitaria mediante el sistema de poner la sala a disposición de los medios de comunicación para causas de su interés. Por este motivo la sala del Rialto sería durante su existencia, la elegida por los elitistas miembros del Cine Club Mediterráneo para efectuar los pases de las películas de su programación.

El cine Rialto estaba perfectamente equipado con dos proyectores de la marca Western Electric. Su equipo de amplificación de sonido reunía las mejores condiciones que es esta materia se había montado hasta el momento en la ciudad; ya que la especial distribución del público en la sala obligaba a cuidar la reproducción sonora con rigor.

 Como corrresponde a un cine de primera, el Rialto proyectaba en dos sesiones diarias. La sesiòn de tarde con dos pases, el primero a las 4,30 h., el segundo pase de esta sesión, normalmente numerada, a las 6,30 h., al terminar esta, descanso para la plantilla, y a las 10,30 h. comienzo de la sesión de noche.

El Rialto fue el primer cine que en su publicidad se anunciaba como refrigerado, ya que el especial aprovechamiento del espacio obligaba a ello. Su aforo total era de 1.318 localidades, distribuidas de la siguiente forma: 350 asientos de mirador, 118 asientos delanteros, 592 butacas en la platea y 258 butacas de club; esta era la oferta que a diario ofrecía la taquilla de este especial cine. 

Los precios de las entradas en los años cuarenta eran los propios de la categoría de un cine de estreno y la amplia oferta de distintas posiciones dentro del cine permitían un amplio abanico de tarifas. En el año mil novecientos cuarenta, el precio de una butaca era de 1 peseta. Al finalizar la década, la misma entrada valía 4 pesetas.

Los años cincuenta fueron para el Rialto y CIFESA sus peores años. Sometida por sus grandes pérdidas a un control férreo por parte del Banco Rural, la empresa productora con más prestigio de España entró en quiebra. Los propietarios del Rialto tuvieron que buscar otros empresarios.

La sociedad constructora los hermanos Serrano Llácer se hizo cargo de esta sala durante un largo tiempo. Más tarde, el mismo Luís Lassala, propietario del edificio, dirigió y programó su propio negocio. En 1984, víctima como otros de la falta de inversión para acometer las necesarias reformas impuestas por la agresiva competencia del vídeo doméstico, tendría que cerrar sus puertas.

Un año más tarde, el edificio Rialto fue adquirido por la Generalitat Valenciana para instalar en el la sede del IVAECM (Instituto valenciano de las artes escénicas, cinematografía y música) Los arquitectos Cristina y Camilo Grau remodelaron la distribución de este edificio con el fin de adecuar las antiguas instalaciones a las nuevas necesidades.

La cafetería abierta al público en la planta baja y la sala de fiestas en el sótano conviven en el Rialto con otras actividades de mayor carácter cultural. Una pequeña sala de representaciones teatrales, la sala Moratín y la sede de la Filmoteca de la Generalitat Valenciana, con sus despachos, biblioteca, centro de documentación y sala de proyecciones dedicada al periodista y crítico cinematográfico Juan Piqueras, son en la actualidad sus habitantes.

 

 

 

 

Imágenes y texto, con todo nuestro reconocimiento y gratitud, obtenidos del libro de Miguel Tejedor VIVIR PARA VER CINE

Colaborador: PACO