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Local construido en 1957 e inaugurado el sábado 14 de junio del mismo año en el actual Paseo de la Estación, 25, junto al Museo Provincial, teniendo en el chaflán unas casas y una clínica privada de maternidad, según se aprecia en la foto aérea con el tejado de la casa que aparece en primer término tapando parcialmente la pantalla del cine, observándose también las puertas de entrada al recinto y la tapia encalada que lo separaba del Museo. El proyecto sería realizado por el arquitecto municipal Antonio Mª Sánchez Sánchez a iniciativa del dueño del solar Miguel Fernández Pacheco, con domicilio en calle Bernabé Soriano, contando con un presupuesto de 477.209'95 pesetas. En la documentación presentada al Ayuntamiento se argumentaba: "Una de las zonas de más futuro y, sobre todo, ya, de gran presente, es la que rodea a la Plaza de las Batallas que ha quedado rebasada por las recientes urbanizaciones y construcciones de todos los grupos de viviendas Protegidas...", incidiendo en la necesidad de construir el cine para prestar servicio a la citada urbe después de que al final de la pasada temporada hubiesen cerrado sus puertas dos locales próximos, Trianón y El Norte. Al mismo tiempo se solicitaba la apertura de un bar para ser utilizado por los espectadores del cine y fuera de las horas en que éste funcionara, también como expansión pública.

El solar, de forma alargada y con inclinación idónea, tenía unas condiciones magníficas para cine de verano. La fachada estaba compuesta de una puerta central, rematada con cubierta de teja fina, y dos laterales, y entre éstas y por encima del zócalo, sirviendo de cerca, se colocaron unos entrepaños de tela metálica. La entrada principal la tenía por el Paseo. Sacabas la entrada en taquilla y tras cruzar la antesala, con el bar a la izquierda en los bajos de una casa, se entraba al patio de sillas por debajo de la gran pantalla hecha a base de bovedilla doble de hormigón. El acceso a la grada de general se encontraba detrás, en la Avenida del Ejército Español donde se ubicaba otra taquilla. Los clásicos escalones aguardaban al espectador cuyas posaderas tenían que soportar la rigidez del cemento calentado por el ardiente sol de todo el día. El aforo total era de 1.020 localidades.

La conocida empresa Cuevas llevaba ausente de Jaén una década y lo primero que hizo al regresar, en marzo de 1956, fue comprar el principal paquete accionaral del Teatro Cervantes. Seguidamente adquiriría en arriendo este cine al aire libre al que denominaron MUSEO por razones obvias. Ignoramos la película de apertura pero "Maniquíes de París" y "Svengali" fueron de las primeras en programarse. Faltaba un tiempo para que los hijos del recordado empresario pudiesen arredar el Teatro Cine Auditoriun, hasta 1961, así que para programar algún que otro espectáculo en el Museo se valdrían de un rudimentario escenario colocado delante de la pantalla para poder contratar a alguna compañía de variedades o cantantes noveles de tercera categoría, como la que podemos ver en el cartel adjunto firmada para dos fechas consecutivas.

El Museo solía ser de los que más apuraban la época estival y había años que prolongaba su actividad lo máximo posible hasta programar una sola sesión a las 8 de la tarde. Cerró sus puertas en la temporada de 1964 y estas fueron sus cinco últimas películas: "Siempre es domingo", "Un marciano en California", "Armas contra la Ley", "El sheriff de Dodge City" y "Hombres temerarios", esta el 11 de octubre.

Y un par de vivencias en este cine. Siendo un mozalbete asistí una noche a la sesión del film `El Experimento del Dr. Quatermass` y de regreso a mi domicilio en la Plaza de la Magdalena tuve que subir por una desierta y oscura Carretera de Córdoba pasando un mal rato, ya que detrás de cada olivo creía ver al loco asesino. En otra ocasión fui con un amigo a ver "Colinas Ardientes" de mi admirada Natalie Wood, un western autorizado para mayores, y el portero, un señor de la plantilla del Cervantes que padecía cojera nos dejó pasar, pero pisando la grada, fuimos interceptados por uno de los hermanos Cuevas quién nos volvió para atrás por tener la sala inspección esa noche. El solar resultaba muy goloso para los constructores, así que fue vendido y en pocos años la zona se poblaría de edificios de viviendas.

Imágenes y textos aportados por Severiano Iglesias Tortosa.