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“Los fantasmas del Vital”, en La Nueva España, de fecha 18-8-2013, Mario Antuña rememora a esta simpática sala de forma admirable. He aquí un resumen.

En una calle llamada Nueva, que por entonces estaba cercana a la estación de la Renfe, el Vital era un cine pequeño. Fachada estrecha sobre la acera, con dos puertas: una, la izquierda, que daba acceso al patio de butacas y, la otra, a la derecha, al gallinero por una empinada escalera. A los ojos de un niño parecía inmenso, aunque el tiempo redujo sus proporciones a la escala de la realidad. Al fondo, a la derecha de la gran pantalla, se encontraba el ambigú de donde salían los refrescos de la época, los Orarge, Crush y Boy; a la izquierda, el urinario contra la pared de intensos olores. Arriba, como echaba de menos Serrat en el Roxy al que cantó, el gallinero con bancos oliendo a zotal. El ritual se cumplía cada sábado. Sesión doble a las seis de la tarde. Intermedio entre cada película. En el Vital, los géneros cinematográficos se simplificaban. Las películas eran de tiros, de vaqueros e indios, de guerra, de espadachines, de piratas, de romanos, de miedo, de risa... Lo del cine negro, el western, el thriller o el drama llegó después, cuando una película comenzó a ser algo más que un relato lineal del mocín contra los malos. El Vital fue fiel al guión de un cine de pueblo. En el casco urbano de El Entrego llegó a haber tres junto al Sindical, hoy teatro municipal, y el Colón. El Vital era de gestión familiar con Sergio, Talino, Luis o Milagros, que más de una vez hizo la vista gorda y me invitó a entrar cuando rondaba la taquilla. Los sábados sesión doble y los domingos la infantil de las tres y los pases de las cinco y las siete y media. El viejo cine de El Entrego es hoy una guardería de automóviles. Pero su fachada sigue en pie como uno de los últimos vestigios del esplendor de los cinematógrafos de pueblo que, emulando a King Kong, dieron en su mayoría con sus huesos en el suelo.

Por nuestra parte insertamos un recorte periodístico relativo a este cine fechado en mayo de 1927, lo que demuestra que nació como tal en la época del cine mudo.

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa