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Comenzó como Teatro, ya daba funciones dramáticas en 1871. Fue levantado por la Sociedad Filantrópica, su propietaria, en un solar cedido por el Ayuntamiento de Almansa. Después, en 1907, acogió en su sala el nuevo arte: el cine, al proyectar en él el Pabellón Nicolás, en agosto, con motivo de la feria. Hubo proyecciones ocasionales en 1909, 1914 y 1915 pero el Principal no cumplía con el Reglamento de Espectáculos del 19 de octubre de 1913 y, tras sufrir diversas reformas, fue inaugurado como cinematógrafo en marzo de 1917, con la película La mano de Fátima de 1915. Algunos de los títulos proyectados en estos primeros tiempos son: Los invisibles, 1906, de Gaston Velle, proyectada en julio de 1907; Flor de otoño, 1916, de Mario Caserini, en marzo de 1917; y Los saltimbanquis, 1917, de Juan Solá Mestres, en marzo de 1917. En su sala también se celebraban otros actos como Juegos Florales –1905, 1913–, bailes de máscaras, bailes para recaudar fondos, concursos de mantones de Manila, reuniones, etc. En 1927, ante el deterioro del Teatro y la falta de motivación de la Sociedad Filantrópica, esta cedió el Principal al Ayuntamiento con el deseo de que levantase un Teatro nuevo de planta. En 1928, tres almanseños, José Rodríguez Ruano (industrial), Antonio Gómez Sáez (comerciante) y Rogelio Blanco Navalón (maestro de obras) pidieron al Ayuntamiento les cediese el Principal, a condición de hacer reformas que permitiesen ofrecer representaciones en él, mientras se llevaban a cabo las obras de un nuevo Teatro, que tenían propósito de construir, en un solar y casa que habían adquirido en la calle San Francisco4 . El Ayuntamiento fijó condiciones muy concretas; si el Teatro no estaba construido en el plazo de tres años, los dueños tendrían que pagar una multa y, además, quedaría sin efecto la cesión del Teatro Principal, incautándose del mismo la Corporación municipal con todos sus enseres, además de las reformas que se hubiesen realizado, sin tener que abonar el municipio cantidad alguna. El Ayuntamiento no presentaría obstáculos a los adjudicatarios ante los cambios que se llevasen a cabo y, una vez puesto el Teatro en funcionamiento las "utilidades" que se obtuviesen serían para el Ayuntamiento; este derecho terminaría el día anterior a la inauguración del nuevo Teatro5 . Hicieron las reformas necesarias y en 1930 se reanudaron las proyecciones en la sala, que disponía de 400 sillas de Preferencia y 200 de General. Los Sres. Rodríguez, Gómez y Blanco cumplieron con la condición impuesta por el Ayuntamiento tres años antes: construcción de un Teatro nuevo de planta y, así, en agosto de 1931, se dirigieron al Ayuntamiento para que quedase sin efecto la condición resolutoria de la cesión del Teatro Principal por haber cumplido las condiciones de construcción de uno nuevo, que era el Teatro Regio. En 1934 Antonio Gómez Sáez vendió6 su parte de la propiedad (la 4ª parte) del Principal a José Rodríguez Ruano, además de la parte correspondiente del mobiliario y del aparato de cine que allí estaba instalado. Con posterioridad, José Rodríguez compró la parte (4ª parte) de Rogelio Blanco Navalón y se convirtió en el único dueño del Teatro por escritura otorgada el 13 de febrero de 1943, ante el notario de Almansa, Urbicio López Gallego7 . En 1944 el Principal pasó a pertenecer a la Compañía José Rodríguez S.A.8 . Mientras todo esto ocurría, el deterioro del Teatro iba aumentando, a ello se unía la existencia del Regio y del Coliseum, y como consecuencia la actividad cinematográfica del mismo decayó. Cuando empieza la segunda mitad del siglo, en el Principal se llevan a cabo otro tipo de actos –bailes, etc.

Colaborador: Paco Moncho