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Albal es un municipio de la provincia de Valencia, en la comarca de la Huerta Sur, distante a 7,8 Km. de la capital y con una población de 15.935 habitantes en 2014. Vistas las dificultades que tenían los 3200 albalenses que por entonces habitaban en el pueblo para salir del mismo, a no ser que se fuera en carro o equino, surgió otro grupo de vecinos con inquietudes, y se citan los nombres de Salvoret de Guala, Quico el Racholer, Lorenzo Valero, Antonio el Canto, Enrique Duato, Enrique Brusola, etc., que en 1931 había acometido la tarea de construir un teatro y que con la reciente llegada del cine sonoro, y a pesar de la fuerte inversión que significaba, se consideró adecuada y viable la instalación de máquina de proyectar con equipo de sonido y pantalla para satisfacer la demanda del público de Albal, mayoritariamente cinéfilo. Así nació el Teatro Cine Rivelles cuyo nombre venía a ser un homenaje al célebre actor español de teatro y cine, el valenciano Rafael Rivelles. Cuenta Ricardo Verdeguer Escribá que hacia mediados de los años 20 ya hubo un cine en el pueblo que se montó en un antiguo almacén que por entonces estaba ubicado a la salida de la calle del Matadero. El promotor del mismo y encargado de proyectar las películas mudas de Charlot y otros divos del cinematógrafo, como el caballista Tom Mix o el perro “Rin-tin-tín”, fue el llamado “tío Punchonet”. El Rivelles, como salón digno y bien dotado técnicamente, obtuvo una buenísima acogida entre las gentes deseosas de disfrutar del espectáculo en su propio pueblo. Proponía sesiones de cine en programa doble los fines de semana y festivos alternando con representaciones de teatre valenciá a cargo de compañías de aficionados. También pasarían por su escenario algunas compañías de varietés para divertimento del personal. Y se recuerdan algunos títulos de películas que dejaron huella: “La Dolores”, con la sin par Concha Piquer, “El Tango en Broadway”, por Carlos Gardel, “Morena Clara”, con Imperio Argentina, “La última Falla”, por el graciosísimo Miguel Ligero… En décadas posteriores el cine seguiría funcionando, pero Albal ya estaba bien comunicada y la juventud disponía de medios de comunicación para desplazarse a otros lugares, en particular a la ambientada Catarroja donde siempre hubo buenos teatros y cines además de nuevas formas de entretenimiento, como pubs y discotecas. Al cine Rivelles se le fue dejando de lado y según nos dicen dejó de funcionar antes de mediados de los años 70. Después el local sufrió una transformación en su interior para ser convertido en bar y vivienda, afectando también al exterior donde se abrieron nuevas ventanas en la planta baja y su actual aspecto difiere bastante del original.

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa