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Edificado sobre el solar de un antiguo convento, el teatro Olympia comenzó a construirse en el interior de una manzana de edificios en 1914 por el arquitecto valenciano Enrique Rodríguez Martín, siendo inaugurado en 1915. Edificio de estilo "postmodernista" de cinco plantas, con sótano, planta baja y entresuelo, su fachada principal, de la que destacan las esculturas y una entrada de hierro, está orientada hacia la calle San Vicente con entrada por el nº 44. Abrió como teatro, con ópera en el debut, pero, pasado el primer año ya pasó a proyectar cine silente, como ocurriera con casi todos los teatros de entonces. Tenía un aforo de de 878 butacas de patio y 300 más en palcos y galerías. El 5 de febrero de 1930 se convirtió en el primer cine de Valencia en proyectar cine sonoro con la película "El arca de Noé", después de instalar máquinas de la marca Western Eléctric. En esta carrera ganaría al Teatro Lírico por sólo una semana. Ángel Pérez del Val sería su empresario en los felices años 20 y en las dos décadas siguientes en que el local programaría el mejor cine de la época, sobre todo, películas españolas como "Sin novedad en el Alcázar", "Escuadrilla", "Eugenia de Montijo" o la esperada "Raza". Posteriormente también abundaría, como no, el cine USA. Al finalizar la década de los 40 el cine Olympia entró en crisis al haber perdido el fervor del público valenciano en favor de otros locales de nueva construcción, dejando García del Val la dirección del mismo en 1951. Después de ser remodelado y acondicionado, una empresa madrileña se convertiría en su nueva gestora y en la que también entraría el empresario valenciano Enrique Fayos, actual propietario del único cine de sesión doble que existe en España, el D´Or, y que también sería el último gerente del Metropol. Según escribía Carmen Velasco en Las Provincias (16-05-2010), "Sus manos han gestionado muchas salas de la ciudad: Goya, Avenida, Olympia, Museo, Versalles... Es la memoria cinéfila de Valencia, que atesora mil recuerdos y contextualiza cada película, desde aquella que estuvo 27 semanas en cartel, 'Los diez mandamientos', o el filme 'Bienvenido Mr. Marshall' que reinauguró el cine Olympia en 1953, hasta que se convirtió definitivamente en teatro en 1984, «decisión de la que no me he arrepentido». En 1991 sufriría su última rehabilitación, por ahora, quedado el aforo reducido a un millar de localidades. Eso permitió que recuperase el esplendor de principios del siglo XX. Por espectadores, está en los primeros puestos de los teatros españoles.

Texto de Severiano Iglesias e imágenes obtenidas del libro VIVIR PARA VER CINE, de Miguel Tejedor