Más imágenes

Al mencionar el cine de la Cava, lo primero que viene a mi recuerdo y al de muchos de la época, es el aroma que desprendían las altas y frondosas matas de Dompedros que había en el pasillo de acceso a él. Durante toda la temporada cinematográfica, se ponía en la puerta del salón de verano Agustín Poisón “Pirulín” con su carrillo de chucherías, todas iluminadas por una bombilla que colgaba por encima. Enfrente de éste y al lado de la taquilla, había un bar sin mucha clientela que regentaba Alfonso Dueñas al que los mayores conocían por “el Brujo”. En la pared y junto al portón de madera pintado de verde, había colgados algunos cartelones donde aparecían una docena de fotogramas en color de la película anunciada e incluso de otras proyecciones próximas. Recuerdo muchos títulos de aquellos años 60, pero los que más nos atraían a los chiquillos de entonces eran las de aventuras, sobre todo las del Oeste siendo “La Muerte tenía un precio” la estrella, las de romanos, destacando para mí la saga de “Los 10 Gladiadores” y la saga de “Fumanchú” que a la sazón fueron con las que tuve mis primeras pesadillas. He de reconocer que había otros títulos más atractivos para las féminas, chiquillas o mociquillas, como “Sisi”, “Mary Poppins”, “Sonrisas y Lágrimas” o las que protagonizaba Marisol. No había función en la que no llamara nuestra atención el paso por el firmamento estrellado de una estrella fugaz en una décima de segundo. Los chiquillos no íbamos a Preferencia, sino a General que era más barato y las sillas eran de hierro y otras de enea, mientas que la zona más cara las tenía de madera y más nuevas. (Extractado de JASA).

Fuente: https://caballerosveinticuatro.blogspot.com/2020/09/

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa