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En 1959 la ciudad de Torrente, distante 10,7 km. de Valencia, contaba con un censo de 20260 habitantes (en 2016, 80.762) y ya existían los cines Cervantes, Avenida y Montecarlo cuando el día 1º de enero se inauguró el Cine Liceo en la que luego sería Avd. País Valencià, 50, siendo su promotor Tomás Moreno Mora (1902-1977). La sala, con tres anchas puertas de acceso, tenía capacidad para 1400 personas más dos palcos familiares y anfiteatro o general con 800 butacas de madera, total aforo de 2200, siendo el segundo de más capacidad a nivel provincial después del Cine Coliseum de Valencia que contaba con 2627. Su colosal pantalla medía 20 x 7 y detrás de ella había tres torres con cuatro altavoces cada una más otros 24 altavoces de ambiente repartidos por el resto de la sala, detrás de las cortinas. La proyección se realizaba a 4 pistas magnéticas con proyectores Westrex Company Ibérica, el mejor que había en el mercado. La cabina era también de grandes dimensiones. El cine funcionaba en régimen familiar y tres de los cuatro hijos del propietario ocupaban los puestos de responsabilidad: Tomás Moreno, se encargaba de la administración y supervisión, José Vicente, Jefe de Cabina y Enrique, se ocupaba de la selección de películas, quien se encontró con el problema de que era muy difícil contratar películas de estreno por la fuerte competencia existente entre las distribuidoras valencianas que estaban copadas por las exclusivas de los grandes cines de la capital. Así se tuvo que optar por seleccionar películas de reestreno. El primer programa doble que se confeccionó fue: LA VIDA POR DELANTE y, como complemento, FUEGO VERDE. A comienzos de 1961, los cines torrentinos deciden asociarse para unificar esfuerzos y reducir gastos, evitando competencias entre ellos mediante la taquilla única. Las mismas películas que se veían en Valencia a precios mucho más asequibles. Con esta filosofía nace la LAM, S.L., compuesta por el LICEO, del Sr. Moreno Mora, AVENIDA, del Sr. Muñoz Mora y MONTECARLO, de su nuevo dueño, Sr. Silla Baxauli. Se viven tiempos de explendor hasta 1980, en que la crisis del vídeo hace estragos y en tres años todo se va al traste. Tras 22 años de vida activa el Cine Liceo cierra sus puertas el 1 de noviembre de 1983 con SUBE Y BAJA, de Cantinflas, película de 1959, un capricho de despedida. Al poco tiempo lo hará el Montecarlo. Y al año siguiente comienza el derribo del Liceo, excepto su espléndida fachada. Del resto saldrán oficinas municipales conservándose el nombre de Edificio Liceo. (Texto y fotografías extraídas del vídeo de 34 m. Torrent, Cine Liceo)

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa