SANTA MARIA DEL PÁRAMO (León) - CINE PARAMÉS

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Un bonito relato de supervivencia de unos empresarios de cine en un pueblo de 3.721 habitantes contado por Isabel Rodriguez en "ileón.com". "La historia de Santiago Casado –propietario junto a su hermano del Cine Paramés, en Santa María del Páramo- se remonta a 1928, cuando su abuelo montó un cine en el que se proyectaban películas mudas y en blanco y negro. Cine y Patio Casado se llamaba aquel local , porque, tras la película, en el patio bailaban pasodobles al ritmo de una gramola. Años más tarde, en el 54, abrieron el Paramés en el edificio que ocupa hoy y durante un tiempo la familia mantuvo los dos, aunque el nuevo era la sensación del pueblo. Santiago recuerda que una vez que en el Cine Casado se fue la luz, su abuelo invitó a los clientes a pasar al otro para continuar viendo la cinta. "Apareció el doble de gente", comenta divertido. El negocio pasó del abuelo a sus padres, quienes eran propietarios también del cine de Mansilla de las Mulas y La Pola de Gordón. Cuando Santiago volvió de cumplir con el servicio militar, se lo cedieron y desde entonces se encarga con su hermano de su atención. Hoy disponen de una sala con 300 butacas –las actuales las compraron al Cine Pasaje cuando cerró sus puertas en León- que no consiguen ver llena en ninguna de sus sesiones (sábado, domingo y lunes). "Una entrada aceptable es de 200 personas durante todo el fin de semana, pero eso solo ocurre con películas muy determinadas como 'Cars2', 'Piratas del Caribe', 'Amanecer', 'Shrek' o 'Harry Potter'", asegura Santiago, quien se queja de que "ahora no hacen películas con gancho". Recuerda entonces el tirón de 'Karate Kid', 'Pretty Woman', 'Ghost', 'La Misión', 'Supermán' o 'El Padrino'. "Entonces sí que había colas". ¿La más taquillera? No tiene ninguna duda: 'Titanic'. "La pusimos durante una semana y llenamos todos los días". Santiago reconoce que hay días en los que la desilusión le puede. "La crisis del cine empezó hace unos cuatro o cinco años, ha decaído mucho con Internet, los chavales no vienen a no ser que sea algo especial", explica. A él se le ha juntado la crisis del cine con la económica y la de los pueblos que cada vez están más vacíos. Hay meses que las cuentas le cuadran, otros no. La entrada cuesta cuatro euros, las palomitas entre uno y tres. Él tiene que pagar la película a la distribuidora de Madrid que, o bien se lleva un porcentaje de la taquilla o le cobra entre 300 y 500 euros por fin de semana. Además, tiene que abonar los portes, calefacción, luz, seguros sociales e impuestos. El Ayuntamiento de Santa María solía darle una película gratis en Navidad, otra en Semana Santa y una más durante las fiestas locales, pero desde hace dos años solo cumple con esta última. El problema es que sus ingresos son insuficientes para acometer las mejoras que le gustarían, sobre todo el cambio del sistema analógico de 35 milímetros al digital, igual que les ocurre a los propietarios de las salas de Cistierna y Villablino. Multicines Coyanza, en Valencia de Don Juan, reabrió tras cinco años cerrado con el sistema modernizado, pero Santiago no puede hacer frente a los 80.000 euros que le supondría. "En dos años se calcula que el 80% de las salas estarán digitalizadas en España. Las distribuidoras van a donde dinero así que es posible que dejen de hacer las analógicas si no les compensa", explica Santiago, a quien en ocasiones se le escapa que no ve un futuro más allá de los 16 años que le quedan para jubilarse. "Nosotros vamos a esperar para ver si hay alguna subvención o podemos adquirir un equipo de segunda mano".

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa