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Según el censo de cines de años 1955-56 este local descubierto de la Empresa Manuel González Moreno fue inaugurado en mayo de 1953, contaba con aforo de 1.200 localidades y funcionaba cinco días a la semana. Hasta once cines hubo en Porcuna en sus distintas épocas y en escenarios tan céntricos, y hasta tan distantes también, coincidiendo tres o cuatro en un mismo tiempo, haciéndose la competencia como si fueran cines de ciudad. En la página "Porcuna Digital" Francisco Ruiz Puerto publica "Veranos del Cine Recreo" donde escribe de forma exaustiva sobre este cine y otros. Veamos aquí algunos pasajes.

Cuando uno entraba al Cine Recreo, creía estar entrando a un teatro o a un anfiteatro romano, atravesando la anchura de la entrada, a la izquierda, la taquilla donde se compraban las entradas y por donde Josefa Domingo, o su hija Dulce Ruiz, las despachaban, y a los lados las carteleras con los fotogramas y los carteles de las películas. Paquito Ruiz recogia las entradas y dejaba a la gente pasar hacia aquel esplendor nocturno con tan melancólicas bombillas que hacían del Cine Recreo un todo indescriptible.

A mano derecha de la entrada de la callejuela del Cine Recreo, al cielo abierto de cada noche, una pequeña puerta de madera daba al llamado gallinero, con sus dos puertas de los urinarios al lado, el de las mujeres y el de los hombres, como también existían sus dos urinarios en la parte derecha de la platea de las sillas de anea, gallinero más de gallos que de gallinas, sobre el que, años después, se construiría la terraza que daba al bar, y la primera discoteca -más sala de baile juvenil que discoteca- que hubo en Porcuna, la llamada en los años setenta, “Discoteca de Paco”.

Debajo, el decorado amplísimo de la platea decorada con su multitud de sillas de anea, unas sueltas, y otras cogidas en parejas, a donde iban los matrimonios, los viejos y los niños, aquellas sillas de anea que cada año, días antes de abrirse el cine para su larga temporada de primavera-verano tan cargada de películas y de números musicales, eran desinfectadas.

Al fondo, la pantalla blanca que primero fuera de sábana, que luego fue pantalla montable y desmontable de tablones de madera encalados, y que cuando llegó la moda del Cinemascope, el nuevo invento requería de una pantalla más larga.

En sus mejores días de cine, por aquí pasaron también las mejores actuaciones musicales que se podían ver por los escenarios españoles: Pepe Marchena con sus fandangos, seguidilla o soleares, Lola Flores con su “Pena, penita, pena”, Manolo Escobar cantando su “Almería”, Antoñita Moreno en “El cordón de mi corpiño”, la Niña de Antequera “Con los bracitos en cruz”, Rafael Farina con “Las campanas de Linares”, o Juanita Reina en el pasodoble de “Francisco alegre”

Tiempos de cine aquellos de Porcuna por el Cine Recreo de Paquito Ruiz, donde más que asistir a una proyección cinematográfica el publico asistía a una contemplación mítica con estrellas.

 

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa