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En una localidad que rondaba los 7.000 habitantes y que no tenía más diversiones que el baile de los domingos y el cine como espectáculo de masas, supuso un gran hito abrir este local que en principio tenía el nombre de Cinema Trejo y era propiedad de Esteban Trejo, siendo adquirido por Atilano Palacios quien lo rotuló como Cine Palacios. También abrió el cine de verano. Años después se abriría el Cine Capitol, situado al lado de la plaza. Manuel Palacios, nieto del fundador, escribió en 2013 un extenso reportaje, en dos partes, titulado `El bendito Cine Palacios`, del que entresacamos algunos pasajes: `El porte noble, el color teja precioso del terciopelo de las butacas caras, que antes habían servido en el mismísimo Teatro Real de la Ópera de Madrid. El espacioso volumen, aquel techo que parecía un colchón inmenso y que aislaba para que el calor de la calefacción no se fuese. La grandísima viga vista del piso de arriba. La escena, la pantalla de tela blanca. La espera, siempre ansiosa cuando había ganas de ver lo que se echaba. Los timbrazos de aviso, el apagarse de las luces de sala, el primer haz de luz proyectada. El run run de fondo, fiel compañero siempre existente, de la máquina de proyección. El cric crac de un montón de comedores de pipas, el cuchicheo de otros, la oscuridad, ese humo de cigarrillos de competición, y es que todos los fumadores encendían el primero cuando se apagaban las luces. Arriba, en el gallinero, había una estructura de metal con asientos corridos de madera y sin respaldo, que dejaba por detrás un espacio para deambular. A la derecha se encontraba el ambigú del piso de arriba , con dos servicios y barra, en el que la gente tomaba sus vinos, copitas, colines, caseras o compraba helados, polos, pipas, patatas o altramuces en los intermedios ("Descanso 15 minutos"). Tras terminar la película, al volver a casa existía otro ritual maravilloso: colocarse delante de las carteleras acompañado de los amigos y amigas para identificar los fotogramas. Grandes películas. De mi época, la clara ganadora: "Los diez Mandamientos", se puso hasta ¿ocho? veces seguidas. A la última representación, que también me tragué, sólo asistió una familia con seis o siete miembros, "El Cid", "Lo que el viento se llevó", "Ben Hur", "Rey de Reyes" o "La Pantera Rosa", que lanzó al gran Peter Sellers al estrellato. El cine Palacios sigue estando en la calle de Los Maestros al lado de la ermita del Santo Cristo, lleva cerrado mucho tiempo, cerca de cuarenta años. Soy el heredero de ese cine, lo he pateado de mil maneras, lo adoro, me ha proporcionado demasiadas emociones de todo tipo. Lo he aguantado todo lo que he podido, porque no me apetecía que desapareciera... Agradezco en el alma a la alcaldía de Logrosán que lo haya comprado para rehabilitarlo.` Se trata de un pequeño local de espectáculos con muchos recursos como centro cultural dada su situación en el corazón del pueblo y su proximidad al Instituto y al Colegio de primaria. El local consta de un pequeño, pero suficiente, patio de butacas con un aforo de cerca de 300 butacas, un anfiteatro y un pequeño escenario. Las obras de rehabilitación serán costosas y de envergadura, pero la ocasión lo merece.

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa