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Teatro que comenzó a construirse en 1913 y fue inaugurado por su propietario, Jerónimo Salmerón, en 1917. Este empresario ya había regentado en Cieza el Salón Azul en 1909, organizando sesiones cinematográficas y de varietés con la bella Azahar, al igual que hizo durante el verano de 1911. En 1936 cuando le fue intervenido el Teatro Borrás estaba siendo explotado por la empresa de Raimundo Ruano. Veamos la crónica de algunos espectáculos que pasaron por el escenario de este local en los felices años 20 y parte de la década siguiente: `En 1920 actuó la Compañía del cómico Luis Esteso y su hija Luisita con éxito clamoroso durante tres noches consecutivas (Véase foto). En octubre de 1928 se organizó una función teatral a beneficio de las víctimas del Teatro Novedades de Madrid. A partir de esa fecha encontramos numerosas actuaciones. Así, en enero de 1929 llegó el turno a una compañía infantil dirigida por Antonio Moreno y cinco meses después, lo hacían también cuatro actrices, también aficionadas, de la propia localidad; Micaela Ros, Adelaida, Pilar Marín y Carmen Marín Ordoñez. Terminó este año con la presencia de la Compañía Cañete-Ojeda, destacando la actuación de Adriana Robles. En 1930 debutó la Compañía de Genoveba Martínez y Francisco Moya, siguiéndole al año siguiente la de Luis Bori "Cuando los hijos de Evano son los hijos de Adán", "Anacleto se divorcia", "Las llamas del Convento", `La romería de La Cruz"o "El Tenorio", puesta en escena por aficionados bajo la dirección de José Capdevila. De muy importante podría calificarse el año de 1933 pues en febrero llegó al Teatro Borrás la compañía de zarzuela de José María Tena con las obras: "El cantar del arriero" y "Katiuska", cantadas por el insigne Marcos Redondo, acompañado de Antonio Truyols. Terminó el año con la representación de `Santa Rusia`, de J. Benavente. La Compañía de Luis Peña y J. Rivera actuaron con "El divino impaciente", de J. M. Pemán en 1934.` (Del Boletín Informativo C.E.H. Fray Pasqual Salmerón 7) En Cieza la especulación urbanística empezó por llevarse al modernista Borrás. Fue derruido en el año 1964 cuando todavía se construían bastantes cines en España. Una mole de pisos ocupa hoy en día su lugar en el Paseo.

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Según el Anuario del cine español 1955-56, el empresario era Francisco Zamorano, aforo de 800 localidades, funcionaba los días festivos y data su apertura en 1920.

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Y según nos manda un internauta de Cieza, adjuntamos archivo:

LA CIEZA QUE SE FUE
Teatro Borrás de Cieza*
Antonio Ballesteros Baldrich
Resumen
El edifcio que en este artículo traemos a colación, en este intento de recordar esa serie de elementos que conformaron el entramado urbano de nuestra ciudad y hoy día desgraciadamente desaparecidos, tiene la “ventaja”,
sobre otros que intentaremos recordar, de haberse conservado una serie de fotografías que hacen darse una idea de la calidad y monumentalidad del mismo, y al mismo tiempo el añorar y sentir
su triste desaparición…nos referimos al coqueto y modernista “Teatro Borrás”. Sobre la historia del teatro en Cieza les remito a dos obras que permiten hacerse una idea bastante aproximada de la existencia de este espectáculo
en nuestra población: 1.-“San Bartolomé. Patrón de Cieza” y2.- “El Teatro en los pueblos de Murcia”. Con todo, me permito entresacar, a manera de introducción, lo que referí en mi libro “Edificios
de Cieza” a hablar del teatro Capitol: …“El teatro ha sido un espectáculo que ha existido desde la más remota antigüedad y en las diferentes civilizaciones a lo largo de la historia. Durante muchos años el teatro
ha sido la forma más habitual de entretener a la gente y hacerla evadirse, siquiera por unas horas, de la rutinaria vida cotidiana… Cieza no fue ajena a esta actividad teatral y soslayando los diferentes datos
que sobre representaciones más o menos dramáticas tuvieron lugar en nuestra localidad a lo largo de los siglos, es en 1814 cuando tenemos noticias de un teatro en Cieza. En esa época las representaciones
tenían lugar en el patio de la antigua posada, de titularidad municipal, que se encontraba en los terrenos que hoy ocupa el ayuntamiento. Unos años después, en 1840, es el patio del extinto convento de
San Joaquín el que se utiliza como teatro adoptando el poético nombre de “Corral de la Miñana”. En 1887 ya tenemos constancia de un teatro estable: el “Teatro Juliá”, ubicado en la entonces “Avenida de
la Libertad”, (actual Camino Murcia) y que parece ser, era de “lo más bonito y elegante” que existía en la provincia por aquella época, pero que desapareció en 1893 a causa de un incendio. En 1903, la que
fuera primera plaza de toros de Cieza (inaugurada en 1892) fue reconvertida por su propietario D, Antonio Galindo en el “Teatro Galindo”. En 1909, en el entonces casi recién inaugurado Paseo existía un local

de variedades llamado el “Salón Azul” y sobre el cual se construiría posteriormente el magnifíco y añorado “Teatro Borrás”… De este “Salón Azul” encontramos diferente información sobre las atracciones con que
intentaría entretener a nuestros paisanos, alternando espectáculos de varietés, con operetas y sobre todo, se decantaba por la exhibición del entonces emergente cinematógrafo (de hecho en
un Anuario publicado en 1914 en el apartado dedicado a “Espectáculos públicos” en Cieza, aparece el “Cinematógrafo Gerónimo Salmerón”). En 1955, en un artículo firmado por Félix Pérez
Templado, éste nos relata: …“El salón Azul –de poético nombre– fue el primer edificio construido para cine. Estuvo en el actual emplazamiento del Teatro Borrás y lo hizo D. Gerónimo Salmerón, hombre
inquieto y gran aficionado a la mecánica”. Este último párrafo nos da pie para intentar glosar la interesante y singular biografía del propietario y creador de nuestro teatro: D. Gerónimo Salmerón
Gómez nació en Cieza en 1874, hijo de Manuel Salmerón Rojas y María Gómez Guirao. Muy introducido en la vida social, política y cultural de Cieza fue un reputado artesano de la forja,
(según Antonio Marín Oliver fue el encargado de la herrería y forja del Mercado de Abastos). Nos podemos acercar a su figura a través de un obituario aparecido con motivo de su fallecimiento:
“Forjado en un ambiente cristiano y dotado de un talento natural nada común, consiguió en su juventud el descubrimiento de intrincados problemas mecánicos (…) consiguiendo uno de los primeros puestos en la
Fundición del Sr. Peña en Murcia.(…) hombre de estudio, al que consagraba las horas libres de su trabajo (…). Fue elegido para varios cargos públicos que supo desempeñar con gran acierto (…). Colaborador de

“Mariposas”, escribió preciosos artículos y sentidas composiciones poéticas (…) ayudó con su exquisita sensibilidad (fue pintor aficionado, exponiendo en diferentes certámenes y galardonado en algunos casos)
a la reconstrucción de la Ermita del Santo Cristo y del convento de San Joaquín… Pero donde, sobre todo, destacará es por el invento de un aparato sobre el peso específico del trigo que fue elogiadísimo por la prensa
de Madrid y provincias adquiriendo varios aparatos en diferentes delegaciones provinciales” (el popular “cerealémetro”, estudiado por Pascual Santos en su interesante serie sobre la técnica en Cieza que viene
publicando en esta revista). Este amplio bagaje cultural se puede completar añadiendo su actividad literaria llevada a cabo en diferentes periódicos locales, así en 1912 fue director de “La Vanguardia” hasta 1925. Posteriormente fue
redactor-jefe del semanario “Cieza” en 1932-34…y, como se ha dicho, redactor-jefe de “Mariposas” hasta su fallecimiento en 1943. Como Señala P. Santos: …“Como si de un Leonardo se tratara nuestro paisano, además de ser
profesional y artesano de la forja, mecánico, cerrajero, pintor, dibujante, escritor y poeta e inventor, fue empresario teatral, construyendo y regentando el teatro Borrás”. El Teatro Borrás surge aprovechando el local que
ya ocupaba el desfasado “Salón Azul”, propiedad también de nuestro personaje, que se plantea la realización de un edificio más acorde con el prestigio y la categoría que Cieza va adquiriendo a partir de la segunda década

del pasado siglo XX. Sobre la génesis, autoría del proyecto y características técnicas y constructivas de nuestro teatro, sólo podemos basarnos en suposiciones, acompañadas de algunas referencias documentales,
pocas, pero que nos pueden orientar para hacer la semblanza de este peculiar monumento, ya desaparecido, de nuestra ciudad. Desgraciadamente, también ha desaparecido (o yo no he sido capaz de encontrarla) toda
documentación que pudiera darnos alguna información sobre la creación del mismo, pero con todo podemos colegir, primero, la intención, valiente y la apuesta por la cultura que impulsó a D. Gerónimo a realizar un nuevo teatro cuando ya existía desde algunos años antes otro teatro en nuestro pueblo, el “Teatro Galindo”. ¿A quién encargó el proyecto de tan singular edificio? Siempre se dijo que el teatro Borrás fue obra de D. Justo Millán,
circunstancia que vendría apoyada por el hecho de que este eminente arquitecto tuvo una importante y fructífera relación con Cieza (recordemos que fue el autor del Ayuntamiento, antigua Cárcel del Partido,
Cementerio, Lavadero de la Fuente entre otras) y que además era bastante conocido por la realización de otros teatros en la región, como el Romea de Murcia o el Vico de Jumilla. Pero este hecho no
puede sustentarse porque D. Justo abandona sus actividades en Cieza a finales del siglo XIX desconectándose totalmente de nuestra población. De hecho la culminación del Paseo (inaugurado en
1888) la realiza su sucesor como arquitecto municipal D. José Antonio Rodríguez Martínez otro eminente arquitecto, no tan popular como D. Justo Millán, pero también con una importante y magnífica obra
(Casa Pedro Díaz-Cassou, Convalecencia, Casa de los “Nueve Pisos”, Casa Cerdá todas ellas en Murcia). En 1899 realiza para Cieza un proyecto para la construcción de un Mercado de Abastos y se
encarga de la realización del cercado del paseo a base de mortero y hierro en 1912. Así mismo en 1913 lo encontramos en la dirección técnica del montaje del nuevo retablo de la iglesia de la Asunción (quien esto
suscribe le atribuye también la autoría de la plaza de toros de Cieza “La Deseada”). La presencia de este arquitecto en nuestro pueblo, y las amplias y fluidas relaciones sociales de D. Gerónimo en el ambiente
cultural, facilitaría que este encargara su soñado teatro a este insigne arquitecto. (Más adelante ampliaremos este punto). ¿Cuándo se inaugura? Tampoco se ha encontrado una fecha exacta que
nos indicara fehacientemente cuando este coliseo empieza su andadura, encontrando una horquilla que comprende desde 1914, 1917 o 1918 .

Lo cierto y verdad es que en 1920 ya encontramos la primera referencia sobre el teatro Borrás con motivo de la actuación en el mismo de la compañía de Luis Esteso. Y a partir de estas fechas las referencias a nuestro
teatro son numerosas, en la que encontramos variedad de espectáculos que va ofreciendo a lo largo de los años así para no hacernos exhaustivos podemos citar la presencia del famoso tenor Marcos Redondo en 1933 o la compañía de Luis Peña en 1934, así mismo destacamos la cesión del local a beneficio de diferentes instituciones como ocurría en 1927 en que se representa por un grupo de aficionados locales la zarzuela “Agua,
azucarillos y aguardiente” en beneficio de la obras de embellecimiento de la ermita del Santo Cristo. Todo ello alternándolo, por supuesto, con la proyección de películas de cine… “Drácula” (en su versión mexicana) proyectada en 1932, “Gallito del Tango” en 1935, “El Corsario Negro” en 1940, “La fuga de Tarzán” en 1942. Otro motivo de controversia se refiere al motivo del nombre del teatro, que recordaba al insigne actor dramático Enrique Borrás Oriol (1863-1957)
…“Una gran  gura de la escena que realizó verdaderas creaciones de algunos personajes, hasta el punto de quedar su nombre vinculado a obras como “Ofelia” de Shakespeare, “El alcalde de Zalamea” y “la Vida es
Sueño” de Calderón, “D. Álvaro o la fuerza del sino” del Duque de Rivas, “El gran Galeote” de Echegaray, “El abuelo” de Pérez-Galdós, etc.” La tradición popular quiere que tras una magistral actuación en
nuestro teatro, en sus inicios, de este “monstruo de la escena” se le diera su nombre como recuerdo de ésta efemérides, efemérides de la que se hace eco el mencionado libro sobre la historia del cine en
Murcia: “Mucho debió impresionar a los notables de la localidad las interpretaciones de nuestros clásicos por parte del actor catalán Enrique Borrás para dedicarle un teatro, lo cierto es que su paso durante
varias temporadas por el teatro Romea de Murcia y posiblemente por el teatro Galindo de Cieza estuvo revertido de grandes éxitos”. En un artículo firmado por María Teruel Juliá en la revista Andelma nº. 5 nos da
cuenta de la existencia de un libro de firmas recogido sobre diferentes artistas que visitaron Cieza entre los años 1920-1924 que con el título genérico de ¿Qué opina Vd. Sobre Cieza” nos informa, entre otros,
de la presencia de Enrique Borrás en Cieza donde actuó el 14 de febrero de 1923, no apareciendo, en este artículo, desgraciadamente, ni el teatro en el que actuó, ni la obra representada, pero sí una sentida
y lírica dedicatoria: “Cieza, tus mujeres por hermosas son las flores de la poesía” . De todas formas, como se ha visto, la denominación de Teatro Borrás aparece prácticamente desde el principio de su andadura y
seguramente tendría que ver con la admiración que hacia este actor tendría su propietario, el culto D. Gerónimo Salmerón. Ya dijimos que sólo las fotografías conservadas nos pueden dar idea de la magnificencia y calidad
arquitectónica del teatro Borrás, con su fachada principal orientada hacia el popular y populoso Paseo, su presencia es constante en todas la fotografías de este entorno hasta su desaparición. En cuanto a
sus características técnicas y artísticas les remito a un interesante artículo publicado por Cristina Lucas Rubio en 2015, en el que encontramos un pormenorizado estudio sobre el mismo. Por nuestra parte podemos señalar que la
fachada, de gran calidad y monumentalidad, representa un verdadero compendio del estilo ecléctico, esa variedad del modernismo que tanto utilizó el arquitecto D. Justo Millán. Repasando las fotografías de su fachada podemos detectar la influencia de éste en su discípulo D. José A. Rodríguez en la que se desarrollan elementos que el arquitecto hellinero plasmó en su Teatro Romea de Murcia: Ventanas geminadas con parteluz o
ventanas adinteladas, todo rodeado de decoración modernista a base de guirnaldas, elementos muy utilizados por su maestro en diferentes construcciones. Destaca la asimetría del conjunto, que se ha de supeditar al solar que ocupara el mismo, lo que obligó a achaflanar la pared que daba a la calle General Ruiz. El cuerpo central sobresale, apoyado sobre dos esbeltas ménsulas, coronado por un frontón circular en que se apoyan tres maceteros, lo mismo
que ocurre en las cornisas laterales, solución que repetiría el arquitecto murciano, aunque con más sencillez, en el Teatro Cervantes de Abarán (1926). Este cuerpo principal se completa con un óculo en el
frontón y un reloj apoyado en un elegante brazo de forja, elementos que se repiten a los lados del óculo central… acaso como recuerdo de la habilidad en la forja de su propietario, aunque su función sería
sostener lámparas que iluminarían su fachada en representaciones especiales. La puerta principal, hacia el Paseo, adintelada con cancela de madera y líneas marcadamente modernistas daba acceso al
hall donde se encontraba la taquilla y los accesos al patio de butacas y plantas superiores con una solución que el arquitecto repetiría posteriormente en el teatro Cervantes de Abarán. El aforo era de
960 personas repartidas en 304 butacas de patio, 26 plateas de 6 sillas cada una, individuales y con puerta propia y 500 de general, repartidas en dos plantas, la “principal” y la más alta y popular “el
gallinero”, (más o menos los 1000 espectadores que dan otras informaciones). Otro aspecto a tener en cuenta es la dirección de la sala, que generalmente era arrendada a otras personas o empresas para su explotación. Suponiendo
que los primeros años fuera el propio propietario el que regentara el teatro, encontramos esta tendencia de ceder su explotación a otras empresas en un curioso documento, que además nos informa que
el Teatro Borrás fue incautado en los aciagos años de la Guerra Civil. Por este documento sabemos que por esos años el encargado de la explotación del teatro sería Raimundo Ruano… costumbre
que se recuperaría tras la contienda, en que por un prospecto de mano encontramos en 1940, junto a la sesión anunciada (“El corsario negro”) se acompaña del nombre de la empresa adjudicataria
(“Empresa Toledo”). Según el citado libro sobre “La historia del Cinematógrafo de la Región de Murcia” también estuvo dentro del “Circuito Iniesta”, la potente empresa murciana distribuidora
de cine. Lo que sí es cierto es que los últimos años de existencia como sala de espectáculos (reducido exclusivamente a la exhibición cinematográfica), ya en los finales de los años cincuenta del pasado siglo
XX, fue la empresa propietaria del cine Galindo la que se hizo cargo de su explotación bajo la gerencia de Francisco Zamorano Piñera. En el oficio señalado anteriormente sobre el aforo del teatro, con fecha de respuesta de 13 de abril de 1960, se hace constar, aparte de los datos referidos al aforo, que: “Actualmente se encuentra cerrado por desahucio”… lo que indicaría que por aquellas fechas nuestro teatro ya no tenía ningún tipo de
actividad. ¿Cuándo desaparece de nítidamente este monumento del entramado urbano de nuestra ciudad? Pues al igual que ocurre con la fecha de su inauguración también aparecen diferentes fechas sobre su demolición pese a su relativa cercanía en el tiempo: 1961, 1963, 1964… incluso 1965, pero ¿qué  más da? Año arriba o año abajo, lo cierto y verdad es que uno de los edificios más característico, singular y monumental de nuestra ciudad desapareció, sin
que hayamos encontrado ni una mínima referencia sintiendo su pérdida. Sobre su solar, como ejemplo de la modernidad pacata y grandilocuente de la época, que basaba todo el desarrollo urbano en la
erección de inmensas moles, como un intento de llegar al el cielo, quedó un edificio de 10 plantas en pleno centro de la ciudad, que eso sí bautizaron como “Edificio Borrás”.

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa