CASTELLÓN - CINE LA PAZ (21 niños y 1 soldado muertos)

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En un Castellón de unos 32.300 habitantes la tarde del 17-11-1918, llovía a mares. Hacía frío y las calles eran un barrizal, así que muchas familias de la capital optaron por mandar a sus hijos al céntrico cine La Paz, inaugurado diez años antes y situado en la esquina de las calles General Aranda (ahora Asensi) y Herrero, era su propietario Andrés Gimeno Michavila que murió poco después a los 35 años. Había ganas de cine y la tarde tampoco invitaba a estar en la calle, así que muchos niños acudieron a las 15.30 horas a ver la película de la sesión infantil hasta llenar la sala. La mayoría lo hicieron solos, algunos acompañados de sus hermanos mayores. El primer rollo de la película “Los huérfanos del puente de Nuestra Señora”, que aquella tarde se proyectaba en el cine La Paz, se pasó sin incidentes. Luego llegó el descanso y cuando se reanudó la sesión se rompió la correa de transmisión del proyector. Nada que no se pudiera solucionar en cuestión de minutos. «El cine quedó momentáneamente a oscuras y, para distraerse, los niños que estaban en la parte alta cantaban “otro toro, otro toro”... mientras que los del patio de butacas encendían cerillas para alumbrarse», cuenta Pilar Boronat Guerola, autora del trabajo de investigación “La tragedia del cine La Paz”. Los niños cantaban a la espera de que se reanudara la sesión y, de repente, un malvado o un loco del piso alto gritó ¡Fuego, sálvese quien pueda!, los chavales, al escuchar aquella frase, entraron en pánico y empezaron a correr hacia la salida. Todos lo hicieron en la misma dirección y, pese a que había tres escaleras que daban acceso a la calle y otra que comunicaba el piso con el escenario, todos intentaron salir por la que daba a la calle Asensi. «Empezaron a atropellarse unos a otros y, cuando uno caía, era pisoteado y aplastado por los que salían en tropel», apunta la investigadora. 21 de ellos, entre 7 y 14 años, y un joven soldado de Benicàssim, que prestó ayuda, murieron asfixiados esa tarde en el interior de la sala. Y la tragedia ocurrió por culpa de una broma… seguramente los asistentes estaban sensibilizados por el clima de inquietud suscitado por diversos incendios e incidentes en las salas de espectáculos, como la ocurrida hace pocos años (27-5-1912), en la cercana localidad de Villarreal (Castellón) donde murieron 69 personas en un fuego real y meses después (24-11-1912), en un teatro-cine de Bilbao, donde murieron 44 niños y 2 adultos por idénticos motivos a los ahora relatados. Al Ayuntamiento llegaron telegramas de condolencia de todo el país, incluido uno del rey Alfonso XIII. La ciudad fue cubierta de crespones negros y el cortejo fúnebre recorrió las principales calles para acabar en el Hospital Provincial. Todas las víctimas fueron enterradas juntas en un panteón del Cementerio Viejo. En el mausoleo figura una inscripción con el nombre de los fallecidos.

Según cuenta Vicent Borrull Castelló en “LevanteEMV”, tras la tragedia, el cine La Paz estuvo unos años cerrado, pero en 1924 se reabrió con el  nombre de DORÉ. Tuvo una época dorada, casi siempre con películas de cow-boys del oeste americano; eran como  series, el  chico bueno se llamaba Tom Mix y los malos los bandidos. Como eran mudas las amenizaban con música de piano al ritmo de las acciones, siendo el pianista el maestro Pepito García sustituido a veces por su alumna Josefina Bellés. Después de la guerra tuvieron que cambiarle el nombre al cine (no se admitían nombres extranjeros) y lo denominaron IDEAL. Luego, tiraron el viejo caserón, edificando uno nuevo que se conoció como RIALTO hasta su cierre. Pero esto ya es otra historia.

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa