CALELLA (Barcelona) - CINEMA SALA MOZART‏

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Estamos ante una verdadera institución del cinema en España de esta antiquísima fábrica de sueños que todavía subsiste. Cuentan que este local se construyó en 1885 y sus comienzos fueron como teatro hasta que en 1904 el invento de los Hermanos Lumière comenzó a representarse en lo que se dio en llamar `la linterna mágica` o `cuadros en movimiento`, siendo Barcelona la pionera de España en la producción de películas desde 1897 de la mano del primer cineasta Fructuos Gelabert quien en 1908 ya diseñó su primer estudio de rodaje, después llegarían otros. Por su parte Valencia también lanzó al mercado bastantes películas realizadas a partir de 1905 por las productoras `Casa Cuesta` y `Cine Moderno`.

La Sala Mozart se dedicó al cinematógrafo sin olvidar la faceta del arte escénico y desde entonces pasaron dos guerras mundiales, otra civil y ha tenido que soportar toda clase de vicisitudes y peripecias sin faltar ni un sólo día a la cita con los espectadores que han vivido sentados en sus sillas, después cómodas butacas, momentos verdaderamente mágicos provocados por el haz de luz que sale de la tronera para iluminar radiante la pantalla a razón de 24 imágenes por segundo. El edificio característico de la calle Església, 91, cuenta con una sala interior para proyección compuesta por platea y anfiteatro de 468 plazas de aforo y a la que se llega a través de un pasillo, con jardín incluido, siendo la piedra angular del negocio, pero el complemento ideal ha sido siempre su bar cafetería bien atendido y frecuentado por los calellenques con una sección de clientes fijos veteranos que son amigos y mientras toman café y copa (el fumar ya es más difícil), mantienen una tertulia de lo más interesante. El alma máter era el Sr. Arcadi, propietario y gerente, quien siempre se mantendría al frente hasta su fallecimiento, ya entrado el nuevo siglo. Este local siempre se fue renovando y adaptando a los tiempos que corrían, así a mediados de los años 30 dejó el cine silente y estrenó equipos sonoros. Poco después llegaría la sensación de las películas en Technicolor aunque finalmente sería el sistema Eastmancolor el que triunfara al resultar más barato. La plenitud de la época dorada se viviría hacia finales de los años 40 y décadas 50 y 60, en la que el llamado `séptimo arte` era el ocio preferido de todas las clases sociales del país. Se instalarían nuevos equipos para proyectar en sistema Cinemascope y más tarde Todd-Ao, 70 mm y así se llegaría a la etapa más difícil que ha tenido que soportar esta industria, los años 80, cuando el boom del vídeo doméstico propició que cada espectador pudiera tener su propio cine en casa, produciéndose la desbandada de las salas comerciales. Por eso se optaría por potenciar el teatro y variedades. Cuenta con caja escénica de 14 m (10 m de boca libre) y camerinos con capacidad para 15 artistas.

El último reto de la Sala Mozart, o Can Salom como es conocida, fue aguantar la competencia desigual ejercida por los llamados multicines, en especial los de Blanes y Arenys, superándola a duras penas con una programación especial a base de películas de riguroso estreno, a veces acompañada de otra de reestreno o incluso de sesiones para el público infantil, todo ello con unos precios sin competencia de 5 y 7 euros. Hasta 1988 la cabina estaría atendida por el operador Manuel Tardío y al dejar este su puesto por jubilación entraría Lambert Cussó quien muy amablemente nos ha informado sobre los cines que hubo en la localidad, todo un cinéfilo que añora los tiempos del arco voltaico y el cambio de bobinas y al que no le agrada la idea de proyectar cine desde la taquilla con sólo pulsar un botón. Así, en 2018, organizó un cine clásico en la planta primera del Mozart al que acuden muchos calellenses.

En noviembre de 2014 el local cerró para acometer reformas consistentes en agrandar el escenario e implantar modernos equipos láser para proyección digital y en 3 D, el último gran desafío por ahora. El proyecto forma parte del acuerdo alcanzado en 2012 por el ayuntamiento de esta bonita población de la Costa del Maresme, de unos 19000 habitantes, con la actual propietaria María Teresa Salom, viuda del Sr. Arcadi, y el hijo de éstos y actual empresario, Lluis Arcadi, y va encaminado a la mejor conservación y funcionamiento de este teatro cinema ya histórico que sigue existiendo como espacio social, popular y urbano. En el álbum de fotos podemos apreciar diversas retrospectivas de esta sala cuyas imágenes hemos recogido de la sección `Calella siglo XX`, de Facewood.

Imágenes y textos de Severiano Iglesias Tortosa.