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En el Siglo XVII y XVIII los toros y el teatro eran por definición los dos entretenimientos de masas de la sociedad. Cádiz fue además punta de lanza de estas dos aficiones. En el caso del teatro, uno muy famoso en la época, y no sólo en Cádiz, era el Teatro Principal. En 1611, Gaspar Toquero monta en dicho lugar, que hoy es la plaza del Palillero, un corral de comedias. Eran los años de Lope y Calderón y tuvo un éxito enorme. Pero tuvo que traspasarlo por no ser muy rentables las condiciones que le puso la cédula real que le obligaba a dar buena parte de sus beneficios a la Casa de la Misericordia de los Hermanos de San Juan de Dios. Así pues, esto pasan a ser los dueños del corral de comedias, que rentabilizan y sacan beneficio en tal manera que se plantean transformarlo en un teatro con todas las condiciones respetables de la época. Se lo encargan a Torcuato Cayón en 1780, que diseña el Teatro Principal que dura hasta 1929, cuando lo compra el Ayuntamiento de Cádiz para derribarlo y erigir lo que después fue el Cine Municipal, a cargo del famoso arquitecto Sánchez Esteve. Fue un magnífico teatro reconocido en toda España, construido con maderas nobles, pero que tuvo que sufrir los reajustes de la desamortización pasando a manos privadas. Estas convirtieron el teatro en un autentica referencia tanto por la belleza y la calidad de sus materiales como por el elenco de artistas que por allí desfilaban. Cádiz soportó estoicamente ese esfuerzo y financió a través de los propietarios de los palcos y accionistas su conservación. Eran tiempos en los que la cultura y los teatros se imbricaban de lleno en la sociedad gaditana.

Colaborador: Paco Moncho