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NO lo decía únicamente la publicidad. Era cierto: El Salón Olimpia fue "el más popular de los cinematógrafos bilbainos". Inaugurado el 14 de setiembre de 1905 e integrado en un edificio comercial, precursor de los grandes espacios actuales, aquel pabellón fue el primero que se construyó en España con carácter fijo y estable. Su existencia marcó un hito en la vida social de la Villa. El primer centro comercial: A principios del siglo pasado Bilbao saltaba al otro lado del Nervión en busca de expansión. El ensanche localizaba tierras en la República de Abando y la Gran Vía ya tenía trazado. Conocida la importancia que iba a desempeñar en el futuro, los inversionistas se aprestaron a buscar en ella espacios. Uno de los primeros edificios se levantó en el solar señalado hoy con los números 19 y 21 "con carácter provisional", a decir del permiso solicitado al Ayuntamiento, y estaba destinado a "Exposición Comercial". Las obras, dirigidas por el arquitecto municipal Ricardo Bastida, finalizaron el 20 de julio de 1905, pero la apertura al público se retrasó al 9 de agosto, fecha en que lució un enorme cartel en azul y rojo que decía: "Olimpia, Gran Café Modelo y Exposición Comercial Permanente. Departamentos aislados para expositores. Salón de Anuncios. Proyecciones anunciadoras sobre la Gran Vía". Allí, entre otros, tenía su estudio fotográfico García Razquin. Evidentemente, el Olimpia se anticipó en un siglo a las grandes superficies comerciales actuales. Características del salón: El Salón Olimpia, el más emblemático de los cines que ha tenido Bilbao, se inauguraría más tarde. El 12 de setiembre de aquel mismo año, los propietarios del local, Antonio de Diego y Compañía, mostraron a la prensa el funcionamiento de la sala. El cronista de El Nervión quedó asombrado por la fachada del pabellón de estilo modernista y la artística combinación de las lámparas eléctricas que la iluminaban. Así describió el edificio: "Consta éste de tres grandes cuerpos midiendo el central 25 metros de largo por 15 de ancho y 6 ó 7 de alto. Acoplados a derecha e izquierda del salón central, van otros dos cuerpos del edificio que se destinan a foyer, salón de tiro, exposición comercial, juegos automáticos y recreativos, etc., dando acceso el de la derecha a una espaciosa terraza que se trata de poner en condiciones de confort para invierno y verano". El cinematógrafo se encontraba en el salón central, decorado, como el resto del edificio, por G. Pujol y Hnos., y la instalación eléctrica a cargo del ingeniero electricista Isidoro Torá. Puede imaginarse la capacidad del citado salón por el número de sus localidades: 180 butacas de preferencia y 600 de entrada general. El Athletic en la inauguración: En sus comienzos, el Salón Olimpia disponía de un proyector Pathé Freres de París que eliminaba las molestas oscilaciones intermitentes de las primitivas películas. Éstas, al ser mudas, eran acompañadas por la música que ejecutaba un cuarteto. ¡Menudos conciertos daban cada tarde aquellos músicos teniendo en cuenta de que se tiraban horas y horas animando no sólo las películas, sino los intermedios provocados por el cambio de rollos! El espectáculo inaugural dio comienzo a las siete de la tarde con arreglo al siguiente programa: 1º Sinfonía a cargo de la orquesta. 2º El hada de las flores. 3º Viaje en tercera clase. 4º La venganza. 5º La primera salida. 6º De Damasco a Jerusalén. 7º Carrera de automóviles. Sin anunciarse y como auténtica sorpresa, aquellos espectadores vieron uno de los primeros filmes rodados en Bilbao, el corto titulado La Sociedad atlética en el campo de Lamiaco. Posiblemente se trate de la primera filmación que se le ha hecho al Athletic y en aquel terreno de juego. Además con la curiosidad de que su camisola era entonces azul y blanca. Hubo un lleno absoluto en las localidades de preferencia, a 0,50 ptas., y muy buena entrada en las inferiores, a 0,25.

Texto de Alberto López Echevarrieta

Colaborador: Paco Moncho