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Uno de los más clásicos cines en el centro de Barcelona fue el Kursaal, situado en la Rambla de Catalunya entre Aragó y Consell de Cent. Abre el día 06 de marzo de 1910, en la misma parcela que anteriormente había ocupado el cine Clavé (una sala de proyección de madera que se encuentra entre los primeros que fueron abiertos en la ciudad) y más tarde la sala de baile Universal, el Kursaal fue una iniciativa de Josep Balanyà.

Muy pronto, en septiembre de 1911, fue objeto de su primera reforma, que presentó una nueva fachada con cuatro palos para colgar banderas y un elegante vestíbulo. Durante esa primera década de vida, la sala se consolidó como una de las más distinguidas de la ciudad.
En 1914, al decretarse la censura previa de las películas, el Kursaal ofreció su sala a todos los exhibidores de los cinematógrafos de la ciudad, para que se realizaran las proyecciones previas con presencia de las autoridades del Gobierno Civil que otorgaban los visados de censura. En ese mismo año, se organizaba el llamado Puzzle-Concurso, que consistía en proyectar de forma simultánea y superpuesta escenas de diversas películas y fotografías de artistas famosos. Los asistentes tenían que adivinarlas todas.

El domingo 31 de marzo de 1920 la sala cerró puertas para ser reformada a fondo y no se reabrió hasta el 9 de febrero de 1922. Aquel nuevo Kursaal, que se anunciada en la prensa como El Templo de la Cinematografía, presentaba una fachada totalmente renovada de estilo Luis XVI coronada por dos águilas con las alas desplegadas. En el interior destacaban las butacas de madera estampada, imitando piel de cocodrilo, y con soportes metálicos de hierro. Esta reforma había sido obra del arquitecto Josep Domenech y de los decoradores Francesc Vilaró y Josep Simó Bofarull. Los paneles fueron hechos por Antonio Utrillo. La nueva pantalla disponía del novedoso sistema Glipographe que evitaba la deformación lateral de las imágenes. El filme francés Cherchez la femme fue el primero en proyectarse en este nuevo Kursaal rehecho.

Durante los años de la República la sala acogió, junto al Lido Cinema, sesiones del cineclub Studio Cinaes y, entre otros, se proyectó el filme soviético de Pudovkin La madre
Acabada la Guerra Civil el cine Kursaal mantuvo curiosamente su nombre, a pesar de la obligada españolización de los nombres de las salas que decretó el franquismo. El empresario de la sala Bartomeu Lafarga, con una astucia fuera de lo común, argumentó que el nombre Kursaal era una palabra de origen alemán y que mantener el nombre del cine era como un homenaje al Tercer Reich y al régimen de Hitler, que por aquel entonces empezaba a ocupar Europa. La propuesta fue lógicamente bien vista por los franquistas, la estratagema tuvo éxito y el nombre de Kursaal pudo permanecer en el rótulo de la sala. La palabra en cuestión proviene de dos palabras alemanas: Kurhaus (balneario) y Saal (sala), que hacen referencia a los antiguos pabellones (salas de cuidado) que existían en los balnearios. Pero al mismo tiempo, la expresión Kurhaus-Saal o KurSaal, como equivalente a sala del casino, se utilizó para designar cualquier centro de ocio de la alta burguesía.
En 1946 los empresarios Francisco Ariza y Juan Estrada se hicieron cargo de la sala y firmaron un contrato con la Twenty Century Fox para la exhibición exclusiva de sus filmes en Barcelona. El Kursaal fue la segunda pantalla barcelonesa (después del Fémina) en disponer del sistema Milagro Mirror de CinemaScope, que se estrenó con la proyección de film El Principe Valiente. Un puñado de años después, el 22 de septiembre de 1959, se presentó el sistema Tood-AO con la película Oklahoma.
El Kursaal bajó la persiana definitivamente el primer día de agosto de 1965. En su último día de funcionamiento proyectó la película El pistolero. Fue un cierre por sorpresa, casi a traición. El arrendatario que explotaba la sala se enteró por casualidad de que el propietario quería derribar el edificio.
La especulación inmobiliaria había sentenciado a muerte al Kursaal. El cine se derribó a los pocos meses y su emplazamiento se convirtió en un solar sin edificar durante más de cinco años. Un edificio de oficinas, inaugurado en octubre de 1972 por el Banco del Noroeste, conserva hoy todavía el nombre de este mítico cine barcelonés en el mismo lugar que ocupó durante sus 55 años de vida.
 
Datos obtenidos, con todo nuestro agradecimiento y reconocimiento, del Blog: BARCELOFILIA.
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Según el Anuario del cine español 1955-56, la empresa era Kursal S.a., y su aforo era de 1.500 localidades.

Colaborador: Davalet