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Cine promovido por la Iglesia Parroquial de Alboraia e instalado dentro del recinto del Colegio Patronato Pío XII, sito en la Avenida del Divino Maestro, nº 17. En la foto de portada vemos los dos bloques de viviendas en cuyos bajos se encontraba el vestíbulo por donde se tenía acceso al gran salón que estaba situado en la parte de atrás ocupando una parte del amplio patio. Las dos puertas que permanecen acristaladas (actual entrada al Colegio), eran las utilizadas para acceder al cine; a la derecha, donde ahora existe una ventana, estaban las taquillas y al lado la puerta de salida de emergencia. En la parte izquierda, otras dos puertas provistas con persiana metálica correspondían al bar que era público y también tenía despacho para el cine por la parte trasera. En vertical sobre la fachada colgaba un letrero luminoso con la leyenda `Cine Alborada`. La sala de proyecciones constaba de patio de butacas de madera con 906 plazas y un pequeño palco arriba con capacidad para otras 104 localidades. Allí estaba situada la cabina de proyección provista de aparatos `Ossa V6` y `Proyecson`, ambos de carbones, que eran atendidos por el operador Emilio Cuñat y su hermano Sergio, que entraría de ayudante. El cine fue inaugurado sobre 1965 con doble sesión de programa doble los sábados y domingos a base de películas de todo tipo, eso sí; seguro que no hallaríamos de las clasificadas 3-R, o 4 por la censura eclesiástica. En 1976 se produciría una remodelación del local en la que, entre otras mejoras, se cambiarían las butacas por otras más cómodas tapizadas y los proyectores fueron dotados de lámparas incandescentes y bobina grande. Este cine sería longevo y en 1981 lo encontramos anunciando en la cartelera Turia su programa para fin de semana largo. Y los días 5 al 7 de diciembre de 1986 tenía en cartel `Los locos del Hospital` (comercializada como `Y del seguro... ¡líbranos Señor!`) y `Pesadilla en Elm stret 2/La venganza de Freddy`. Creemos que a primeros del siguiente año al alba le llegaría su ocaso. La sala sería derruida después para agrandar el patio.

Texto e imágenes de Severiano Iglesias.