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Inmueble construido en 1948 en la Avenida del Río, primera que tuvo el pueblo, de ahí su nombre, para dar cabida al cine-teatro y a la vivienda del propietario Aniceto Ramírez Rey, un próspero industrial conservero de pescado que explotaba la marca `El Rey de Oros` y que era muy aficionado al séptimo arte, tanto que reservó el único palco del cine para él y su familia al cual tenía acceso desde la propia vivienda, viendo todas las películas que se proyectaban cada semana. El edificio, diseñado por el arquitecto jerezano Antonio Sánchez Estévez, ocupaba una manzana completa con un volumen de1800 m/2, siendo 1200 para el cine-teatro que constaba de platea o patio con capacidad para 600 butacas, piso superior o anfiteatro para otras 350 localidades y ático. La sala tenía la peculiaridad de que la platea estaba por debajo del nivel de la calle por lo que había que entrar por la puerta principal y bajar una amplia escalinata para acceder a ella. La entrada a preferente se encontraba en un lateral de la fachada. La inauguración tuvo lugar el 9 de junio de 1949, siendo la película del estreno `Fort Apache`, de John Ford. El local fue muy bien recibido por los barbateños que lo disfrutaron durante más de treinta años con sus fantásticas proyecciones de películas de estreno, o bien, en forma de representaciones de arte escénico, compañías de revistas, pregones o actuaciones de artistas famosos. Lástima que un día la crisis del vídeo casero y de cambio de costumbres le hicieran bajar el telón. Algo inevitable. Pero otro buen día, un lustro después de entrado el nuevo siglo y cuando se pensaba que su demolición estaba cantada, pudo comprobarse la solidez de su estructura, por lo que desde el Consistorio, al parecer con consenso, se pensó en adquirirlo a su propietario para ser recuperado como espacio escénico y cultural. Lo malo es que la crisis económica se echó encima provocando las controversias políticas y llegó la dejadez. Han transcurrido bastantes años y el nuevo proyecto sigue aparcado a medida que el local sigue deteriorándose, aunque últimamente se va haciendo algo. Podemos comprobar este hecho en las fotografías que se adjuntan. Las ocho primeras, todavía evocadoras, son del blog de José L. Sánchez-Garrido Reyes.

Texto e imágenes de Severiano Iglesias.